Entrevista a Ángel Luis Sarabia, con motivo de la publicación de su última novela "Sangre por sangre"
- Enrique Eloy de Nicolás

- 24 oct
- 6 Min. de lectura

Angel Luis Sarabia, funcionario jubilado después de 44 años en la Administración, es un aprendiz de la escritura a la que, ahora, puede dedicarse porque siempre le atrajo. Ha publicado una novela policíaca y otra sobre un servicio de Inteligencia extranjero. En cada una de ellas ha ido aprendiendo que, en el fondo, es lo que le gusta y le entretiene. Investigar para escribir y descubrir cada día técnicas de escritura es una gran jubilación.
-Buenas tardes, Ángel. Bienvenido a nuestra revista. Antes de entrar en materia, me permito realizarte la pregunta que siempre hago al comenzar esta entrevista a todos los escritores… ¿Un escritor nace o se hace?
Me inclino porque nace, aunque si no se empieza a escribir y se aprenden algunas de sus infinitas técnicas, nunca habrá escritor. Hay que nacer con cierto espíritu creativo que viene de serie, como tantos rasgos del carácter humano y que, también, pueden desarrollarse. La excepción son los genios de la literatura que traen ya de serie una técnica de escritura. Me gustaría saber quién enseñó a escribir a Cervantes o a Tomas Mann.
-Ya eres autor de dos novelas policíacas, de género negro, y por ello quiero que me des tu opinión: ¿Es posible aprender a escribir, literariamente hablando?
Para los que no hemos nacido genéticamente privilegiados para escribir, hay que estar día a día aprendiendo. Comparto la idea de que, en la comunicación, el 80% del éxito es cómo; el 20% queda para el qué. En la escritura no he parado a indagar esos porcentajes, pero no estarán muy alejados.
-¿Tus libros parten de una imagen o de una idea?
Parten de una idea, basada en muchos años de percepciones variadas.
-El temido bloqueo del escritor es un lastre tremendo para todos los que somos “juntaletras”. No sé si te ha pasado alguna vez. Si ha sido así, ¿cómo te enfrentas a la página en blanco, a ese odioso bloqueo?
Nunca me ha pasado, aunque sí percibo, a veces, que debo parar para seguir moviendo mis ideas y centrarlas mejor. Es mi particular repostaje y cambio de neumáticos.
-¿Qué proceso sigues a la hora de escribir, de plantearte una obra literaria?
La idea me surge de experiencia en la vida o de un acontecimiento que sirve de chispa de ignición. Luego, estoy un tiempo dándole vueltas sin plasmar nada por escrito. Cuando tengo el inicio, el desarrollo básico y el final, en mi mente, estructuro el índice de los capítulos que, seguro, a medida que avanzo en la escritura cambiarán. Y antes de lanzarme a la tecla, perfilo a los personajes. En mi primera novela, por falta de experiencia, escribí de corrido y, a medida que avanzas, se complica mucho la tarea y se pierde mucho tiempo yendo y viniendo en lo que vas escribiendo.
-Tus personajes son duros, personas que han sufrido mucho. Ese sufrimiento les hace cambiar durante el transcurso de la narración. ¿Cómo “creas” a tus personajes, cómo los desarrollas?
Es fundamental perfilarlos, incluso desde su infancia. Lleva mucho tiempo, pero merece la pena porque facilita los diálogos, los hace más intensos y puedes sacar a flote sus emociones que creo es importante para que el lector se sienta más atraído.
-Tu primera novela, No hay más dios que el dinero, publicada en Amazon en 2016, tuvo un gran éxito. ¿A qué crees que es debido?
Tuvo cierto éxito relativo durante dos meses del primer verano, porque pagué una pequeña campaña de marketing. Después se fue invisibilizando. Salvo alguna excepción muy excepc
ional, creo que si no se invierte en publicidad, los amateur como yo lo tenemos más que difícil para tener lectores.

-¿Cuál es la trama de esta primera novela?
No hay más dios que el dinero es la historia de unos veteranos policías que se saltan los
protocolos oficiales para desarticular una organización de corrupción política, tráfico de cocaína y lavado de dinero y, de forma lateral, de corrupción policial.
-A finales del año 2024 publicaste tu segunda novela, Sangre por sangre, también en Amazon, y también de género negro. ¿Puedes decirnos de qué trata este libro?
Su tesis es la ley del Talión, que pretende aplicar un joven, huérfano de padres, a los que vio morir envueltos en llamas tras explosionar dos bombas lapas en su coche. Lo que pretendo, en realidad, es que no se olvide nunca la masacre terrorista de ETA, un olvido promocionado por ciertas ideologías políticas, cómplices de esa masacre para excluir al ciudadano de a pie de su locura y que, ahora, derrotados por la Policía y la Guardia Civil, les siguen chantajeando, no con viles tiros en la nuca o coches bomba, sino con su exclusión de la sociedad vasca por pensar y tener criterio propio.
-Entre la primera novela y esta segunda, ¿qué diferencias has notado en ti como escritor?
Bastante diferencia, porque sigo aprendiendo técnicas que antes desconocía, aunque no sólo es técnica; es intentar exprimir más al personaje, exteriorizar sus miserias, sus pasiones y sus contradicciones.

-Supongo que debiste documentarte para ambas narraciones. De los tres procesos de la escritura de una novela (documentación, escritura y revisión), ¿cuál te ha costado más tiempo y más trabajo?
La documentación es lo que me consume más de la mitad del tiempo.
-Ya conoces a muchos de tus lectores, pero ¿cómo imaginas a los que no conoces y que les pueda interesar tu narrativa?
Supongo que, como la mayoría de los lectores, que buscan entretenimiento y evasión, saturados del trabajo, de la lucha diaria y de lo que les ofrece la Caja Tonta.
-Los dos libros los has auto-publicado en Amazon, ¿te has planteado alguna vez llevarlo a una editorial tradicional?
Con No hay más dios que el dinero dediqué muchos recursos de tiempo y fotocopiado para enviarlo a editoriales de novela negra y policiaca en su negocio. Sólo recibí cartas de agradecimiento y de ánimos para seguir buscando editorial. Y me niego a repetir aquella época. Escribo por placer y entretenimiento sobre temas que me gustan, porque me obligan a buscar información de mis aficiones.
-Ahora que ya estás inmerso en el mundo literario, ¿cómo ves el actual panorama literario español? ¿Qué habría que hacer para cambiarlo?
No estoy muy al día de ese panorama porque, en realidad, acabo de llegar. Sí que lo palpo de vez en cuando porque asisto a coloquios en la Biblioteca Nacional y a algunas Fundaciones, de los que me he hecho asiduo. El cambio lo veo imposible, porque el mal de raíz está en la educación, una materia con 8 de leyes educativas en 40 años de democracia, indica que cada ideología en el poder quiere implantar su modelo en la educación, y que el sectarismo de una importante marca ideológica en España impide llegar a acuerdos políticos en materia educativa. Al niño y al joven no se le inculca el amor a la lectura, y así es imposible cambiar el mundo literario. Prueba de ello es que hoy acabo de descubrir que la mayor Red Flag de un hombre (señal de advertencia) para las adolescentes españolas es que los hombres no se sepan los bailes Tik Tok. Prefieren esa cualidad en un hombre a que tenga una carrera universitaria. ¿Cuál será la Red Flag de los chicos españoles?
-¿Cuáles son tus libros de cabecera, los que te han influenciado como persona y como escritor?
Hasta los 11 años recuerdo con mucho agrado leer el Quijote en la escuela del pueblo. Era lectura obligatoria, pública y diaria en clase, pero fue divertido y más que interesante. Jamás olvidare Moby Dick, mi primer libro en el Instituto empezando el Bachiller, por entonces con 11 años. De adolescente, nunca olvidaré Archipiélago Gulag, de Aleksander Solzhenitsyn, El mago. La historia de Thomas Mann, de Colm Tóibin es espectacular. En estos últimos años leo todo lo de Andrés Trapiello.
-Supongo que estás trabajando en algún nuevo proyecto, ¿podrías adelantarnos algo sin destriparlo?
Acabo de iniciar mi tercera novela, sobre el Servicio Secreto marroquí en España.
-Ángel, ha sido un placer realizarte esta entrevista para que nuestros lectores te conozcan y descubran tu obra. Quiero decir a nuestros lectores que ambas novelas están en Amazon, en papel y ebook… Que tengas mucho éxito y muchas gracias. Un abrazo.






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